
Texto: Iana Melamed
Fotos: Viacheslav Stoianov
Revisado en Español por Luis Bermejo
26.05.2015
Subimos en el avión sin sentir demasiadas emociones ni preocupaciones sobre el viaje que nos esta esperando. Me imaginaba que me sentiría muy nerviosa en el momento de llegar al aeropuerto, pero lo único que siento es tristeza, porque mi madre y la abuela se ponen llorar al despedirnos, pero eso es parte de la aventura, supongo.
Todo el vuelo lo paso durmiendo, es como un mecanismo de protección, que mi cuerpo tiene desarrollado tras los largos viajes desde Munich hacia San Francisco y vuelta, los cuales hago cada verano, desde que tengo 12 años. Slav me despierta del coma, mientras volamos por encima del circulo polar canadiense. De lo que se ve se me congela hasta el cerebro y a dormir de nuevo.
El aeropuerto de Anchorage (Alaska) está lleno de animales disecados. Los osos "Grizzly" son ENORMES!, incluso disecados te hacen sentir respecto. Los polares también son grandes, con mandíbulas fuertes, pero a éstos no los encontraremos en nuestro camino, así que no nos molestan. Lo último que nos impresionó con su tamaño fue un Alce. El hijo de …. es grandísimo, solo la cabeza la tiene mas grande que mi cuerpo, las pezuñas son mas grandes que las botas turísticas de invierno de mi amigo Saiman, con los crampones incluidos.
Después de 25 horas de vuelo, al final aterrizamos en Deadhorse. Es el aeropuerto mas pequeño que he visto. Recibimos las maletas con facilidad - solo se abre un puerta y un hombre fuerte nos las da. Al pasarnos las cajas con las bicis al final me siento excitada y feliz de nuevo. El hombre lo ve en mis ojos e inmediatamente me corta “Pero sabéis que la carretera esta inundada no? No podréis ir a ninguna parte”
Pero ya estamos aquí y nada mas tiene importancia. Slav se queda esperándome en el aeropuerto, mientras hecho un vistazo al único hotel, que hay por aquí, en el otro lado de la calle.. Al final nos hace falta un sitio donde descansar y montar las bicicletas. Cuando entro me doy cuenta que aquí estás obligado ponerte algo encima de los zapatos a todos partes donde la gente duerme o come. Pero normal, hay muchísimo barro alrededor. En la recepción casi me da un infarto con precios por las nubes. ¡La noche aquí sale mas cara, que todo el gasto calculado para nuestra estancia en Alaska!
Vuelvo al aeropuerto y decidimos que vamos a montar las bicis directamente allí, cargar las maletas y salir pedaleando. Si, pero no. El aeropuerto va a cerrar pronto, pero la gente aquí son tan amables, que tampoco nos van a dejar en la calle. Vino una mujer con una "pick-up" enorme y cargó todo nuestro equipaje. Después de preguntar a varias personas nos llevó a los avio-taxis, para que nos pasan al otro lado de la inundación. Por desgracia era demasiado caro. Pero al menos nos permiten pasar la noche en el hangar de lo aviones.
Mas tarde conocimos un piloto, cual entendía bien nuestra situación. Nos aconseja intentar pasar la zona inundada por la noche, porque entonces no habrá nadie que nos pare. Mientras tanto nos ofreció quedarnos en un cobertizo cercano con suelo de madera. Ya eran las 23.30 y el sol seguía en el alto sin moverse. En el cobertizo montamos las bicis y cargamos el equipaje. Aunque el sol esta en lo alto hacia mucho frío, nos congelamos hasta que nos metimos en los sacos.
27.05.2015
Nos despertamos en un cobertizo, en pleno circulo polar, pero se siente lo mismo que al dormir en algún cobertizo en cualquier parte de Rodopa (montaña situada entre Bulgaria y Grecia). Nos cuesta algo de tiempo, pero encontramos agua y butano. Está decidido, queremos intentar pasar la zona inundada, aquí en Deadhorce no tenemos nada que hacer, tampoco dinero para gastar. Cargamos todo y salimos. Pero mi bici "Villiger 4olix" no opina lo mismo sobre cuanta carga debe llevar. Es como un caballo salvaje, mientras pedaleamos por el un camino de chinos, la rueda delantera se me va a la izquierda, mientras la trasera a la derecha y al revés. Pero no importa, yo soy mas cabeza dura y consigo salir. Llegamos a la carretera e inmediatamente nos paran y no nos permiten seguir. Uno de los trabajadores nos asegura, que el agua es muy profunda, mas que nuestra altura, pero en realidad no nos permite pasar por no molestar los trabajos. Los equipos trabajan día y noche para arreglarlo y se espera que seguirán al menos una semana mas. Pfff, eso significa que acabaremos con gran parte de las reservas de comida que tenemos mientras esperamos, además nos saldrá super caro de renovarlas aquí. Empiezo a sentirme mal por no haber empezado desde Anchorage. Pero se me pasa rápido, ya estamos aquí, así que tenemos que ser positivos y buscar soluciones.
Por la tarde decidimos dar una vuelta por el pueblo, donde todavía no hemos estado. Allí encontramos unos cuantos hoteles mas y nos acercamos a preguntar a ver si podemos cambiar cualquier trabajo por techo y comida. Pero resultó que las residencias de los trabajadores son de las compañías de petróleo, cuya política no nos permite quedarnos allí. Pero Djey, un tío simpático, nos aconseja preguntar en la tienda o el bar de al lado, pertenecen a la misma persona.
Encontramos la tienda y delante hay un señal “Welcome to Deadhorse, the end of the Dalton Highway”, en la cual hay pintada un caballo muerto. Como unos verdaderos turistas nos hacemos una foto con las bicicletas delante antes de entrar. Nada mas entrar llega Djey con su pick-up y nos cuenta que hizo unas cuantas llamadas y encontró un sitio donde podemos quedarnos hasta que acabe el trabajo de la carretera. Nos quedamos sin palabras, no habíamos esperado un gesto tan amable como ese.
Nos dan una habitación con dos camas, encima de cada una hay una TV. Además nos dicen que no quieren nada de nosotros, solo que obedezcamos las normas. Y justo pensábamos que no se puede estar mejor cuando nos sueltan, que la comida siempre sobra, así que somos bienvenidos en el comedor.
Estar en el fin del mundo y encontrarte con gente tan buena te puede sacar las lagrimas.
Después de llamar a la familia, para que estén tranquilos de que estamos bien, nos vamos a comer. No puedo creer cuánta comida hay. Nos sirven unos chuletones grandes, mas grandes que mi cabeza, mas todo lo queremos del buffet. Hablamos riéndonos de que debemos tener cuidado para no engordar hasta que podamos seguir el viaje, porque las bicicletas no van a soportar el peso extra.
28.05.2015
Desayunando conocemos a Mike, que nos cuenta que cada año pasa una largas vacaciones en America central. Dice que aquella zona no es tan peligrosa como nos hacen creer los medios de comunicación, excepto Honduras, donde tenemos que tener mas cuidado.
Después del desayuno salimos de paseo con las bicis hacia la tienda. Por unos 60$ compramos spray contra osos. En la tienda son muy amables y simpáticos, como todos los demás por aquí. Nos hacen una foto delante de la señal, con el caballo muerto, para que la pongan después en el muro con las fotos de otros ciclistas llegados hasta aquí. Después nos vamos a preguntar como va la tema con la carretera. En el hotel nos dicen, que esta noche habrá reunión de todas las empresas, que están trabajando sobre el problema, y van a decidir cuando se espera que acaben. Una señora simpática nos dice que nos va a presentar a la persona adecuada, la cual nos va a decir cuándo podemos salir, porque delante nuestra hay otros 500 camioneros que están a la espera también. Debemos estar primeros, pensamos, porque si no nadie sabe cuánto tendremos que esperar…
Volvemos en nuestro refugio y el aburrimiento empieza conquistarnos. Tenemos que encontrar algo de hacer, si no, nos volveremos locos. Además no tenemos 12 años, ni 70, así que la tele no es la solución. Descargo el libro de español, sin español es casi imposible buscarnos la vida una vez cruzada la frontera con Mexico.
Después de una buena comida nos acostamos, sintiéndonos algo mal por la diferencia horaria de 11 horas.
Fotos: Viacheslav Stoianov
Revisado en Español por Luis Bermejo
26.05.2015
Subimos en el avión sin sentir demasiadas emociones ni preocupaciones sobre el viaje que nos esta esperando. Me imaginaba que me sentiría muy nerviosa en el momento de llegar al aeropuerto, pero lo único que siento es tristeza, porque mi madre y la abuela se ponen llorar al despedirnos, pero eso es parte de la aventura, supongo.
Todo el vuelo lo paso durmiendo, es como un mecanismo de protección, que mi cuerpo tiene desarrollado tras los largos viajes desde Munich hacia San Francisco y vuelta, los cuales hago cada verano, desde que tengo 12 años. Slav me despierta del coma, mientras volamos por encima del circulo polar canadiense. De lo que se ve se me congela hasta el cerebro y a dormir de nuevo.
El aeropuerto de Anchorage (Alaska) está lleno de animales disecados. Los osos "Grizzly" son ENORMES!, incluso disecados te hacen sentir respecto. Los polares también son grandes, con mandíbulas fuertes, pero a éstos no los encontraremos en nuestro camino, así que no nos molestan. Lo último que nos impresionó con su tamaño fue un Alce. El hijo de …. es grandísimo, solo la cabeza la tiene mas grande que mi cuerpo, las pezuñas son mas grandes que las botas turísticas de invierno de mi amigo Saiman, con los crampones incluidos.
Después de 25 horas de vuelo, al final aterrizamos en Deadhorse. Es el aeropuerto mas pequeño que he visto. Recibimos las maletas con facilidad - solo se abre un puerta y un hombre fuerte nos las da. Al pasarnos las cajas con las bicis al final me siento excitada y feliz de nuevo. El hombre lo ve en mis ojos e inmediatamente me corta “Pero sabéis que la carretera esta inundada no? No podréis ir a ninguna parte”
Pero ya estamos aquí y nada mas tiene importancia. Slav se queda esperándome en el aeropuerto, mientras hecho un vistazo al único hotel, que hay por aquí, en el otro lado de la calle.. Al final nos hace falta un sitio donde descansar y montar las bicicletas. Cuando entro me doy cuenta que aquí estás obligado ponerte algo encima de los zapatos a todos partes donde la gente duerme o come. Pero normal, hay muchísimo barro alrededor. En la recepción casi me da un infarto con precios por las nubes. ¡La noche aquí sale mas cara, que todo el gasto calculado para nuestra estancia en Alaska!
Vuelvo al aeropuerto y decidimos que vamos a montar las bicis directamente allí, cargar las maletas y salir pedaleando. Si, pero no. El aeropuerto va a cerrar pronto, pero la gente aquí son tan amables, que tampoco nos van a dejar en la calle. Vino una mujer con una "pick-up" enorme y cargó todo nuestro equipaje. Después de preguntar a varias personas nos llevó a los avio-taxis, para que nos pasan al otro lado de la inundación. Por desgracia era demasiado caro. Pero al menos nos permiten pasar la noche en el hangar de lo aviones.
Mas tarde conocimos un piloto, cual entendía bien nuestra situación. Nos aconseja intentar pasar la zona inundada por la noche, porque entonces no habrá nadie que nos pare. Mientras tanto nos ofreció quedarnos en un cobertizo cercano con suelo de madera. Ya eran las 23.30 y el sol seguía en el alto sin moverse. En el cobertizo montamos las bicis y cargamos el equipaje. Aunque el sol esta en lo alto hacia mucho frío, nos congelamos hasta que nos metimos en los sacos.
27.05.2015
Nos despertamos en un cobertizo, en pleno circulo polar, pero se siente lo mismo que al dormir en algún cobertizo en cualquier parte de Rodopa (montaña situada entre Bulgaria y Grecia). Nos cuesta algo de tiempo, pero encontramos agua y butano. Está decidido, queremos intentar pasar la zona inundada, aquí en Deadhorce no tenemos nada que hacer, tampoco dinero para gastar. Cargamos todo y salimos. Pero mi bici "Villiger 4olix" no opina lo mismo sobre cuanta carga debe llevar. Es como un caballo salvaje, mientras pedaleamos por el un camino de chinos, la rueda delantera se me va a la izquierda, mientras la trasera a la derecha y al revés. Pero no importa, yo soy mas cabeza dura y consigo salir. Llegamos a la carretera e inmediatamente nos paran y no nos permiten seguir. Uno de los trabajadores nos asegura, que el agua es muy profunda, mas que nuestra altura, pero en realidad no nos permite pasar por no molestar los trabajos. Los equipos trabajan día y noche para arreglarlo y se espera que seguirán al menos una semana mas. Pfff, eso significa que acabaremos con gran parte de las reservas de comida que tenemos mientras esperamos, además nos saldrá super caro de renovarlas aquí. Empiezo a sentirme mal por no haber empezado desde Anchorage. Pero se me pasa rápido, ya estamos aquí, así que tenemos que ser positivos y buscar soluciones.
Por la tarde decidimos dar una vuelta por el pueblo, donde todavía no hemos estado. Allí encontramos unos cuantos hoteles mas y nos acercamos a preguntar a ver si podemos cambiar cualquier trabajo por techo y comida. Pero resultó que las residencias de los trabajadores son de las compañías de petróleo, cuya política no nos permite quedarnos allí. Pero Djey, un tío simpático, nos aconseja preguntar en la tienda o el bar de al lado, pertenecen a la misma persona.
Encontramos la tienda y delante hay un señal “Welcome to Deadhorse, the end of the Dalton Highway”, en la cual hay pintada un caballo muerto. Como unos verdaderos turistas nos hacemos una foto con las bicicletas delante antes de entrar. Nada mas entrar llega Djey con su pick-up y nos cuenta que hizo unas cuantas llamadas y encontró un sitio donde podemos quedarnos hasta que acabe el trabajo de la carretera. Nos quedamos sin palabras, no habíamos esperado un gesto tan amable como ese.
Nos dan una habitación con dos camas, encima de cada una hay una TV. Además nos dicen que no quieren nada de nosotros, solo que obedezcamos las normas. Y justo pensábamos que no se puede estar mejor cuando nos sueltan, que la comida siempre sobra, así que somos bienvenidos en el comedor.
Estar en el fin del mundo y encontrarte con gente tan buena te puede sacar las lagrimas.
Después de llamar a la familia, para que estén tranquilos de que estamos bien, nos vamos a comer. No puedo creer cuánta comida hay. Nos sirven unos chuletones grandes, mas grandes que mi cabeza, mas todo lo queremos del buffet. Hablamos riéndonos de que debemos tener cuidado para no engordar hasta que podamos seguir el viaje, porque las bicicletas no van a soportar el peso extra.
28.05.2015
Desayunando conocemos a Mike, que nos cuenta que cada año pasa una largas vacaciones en America central. Dice que aquella zona no es tan peligrosa como nos hacen creer los medios de comunicación, excepto Honduras, donde tenemos que tener mas cuidado.
Después del desayuno salimos de paseo con las bicis hacia la tienda. Por unos 60$ compramos spray contra osos. En la tienda son muy amables y simpáticos, como todos los demás por aquí. Nos hacen una foto delante de la señal, con el caballo muerto, para que la pongan después en el muro con las fotos de otros ciclistas llegados hasta aquí. Después nos vamos a preguntar como va la tema con la carretera. En el hotel nos dicen, que esta noche habrá reunión de todas las empresas, que están trabajando sobre el problema, y van a decidir cuando se espera que acaben. Una señora simpática nos dice que nos va a presentar a la persona adecuada, la cual nos va a decir cuándo podemos salir, porque delante nuestra hay otros 500 camioneros que están a la espera también. Debemos estar primeros, pensamos, porque si no nadie sabe cuánto tendremos que esperar…
Volvemos en nuestro refugio y el aburrimiento empieza conquistarnos. Tenemos que encontrar algo de hacer, si no, nos volveremos locos. Además no tenemos 12 años, ni 70, así que la tele no es la solución. Descargo el libro de español, sin español es casi imposible buscarnos la vida una vez cruzada la frontera con Mexico.
Después de una buena comida nos acostamos, sintiéndonos algo mal por la diferencia horaria de 11 horas.
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