
Texto: Iana Melamed
Fotos: Viacheslav Stoianov
Revisado en Español por: Nicky Vargas
y la edición de:
Konstantin Kostovski
10.09.15
Cuando nos levantamos Andre ya se ha marchado, pero nos había dejado latas de atún, plátanos, arroz y barquillos para el camino. Espero que cuando acabe con el trabajo sobre la casa encuentre a una buena mujer y puedan vivir juntos. Al menos, esa es la esperanza que él tiene.
Lo primero es comprobar el billete de lotería, por desgracia nada. Seguimos hacia el Sur, ya estamos llegando a la frontera. Estamos preocupados sobre cómo vamos a pasarla… ¿Nos dejarán estar solo hasta noviembre? Tras muchas explicaciones y 12$ nos dan visado hasta marzo. Como una montaña que cae desde los hombros, tenemos el permiso y la libertad de cruzar Los Estados Unidos como nos apetezca.
Antes de entrar en Minessota, un oficial se nos acerca para avisarnos: dentro de poco va a entrenar disparando en el bosque con sus compañeros, que no nos asustemos. Nos entra la risa, porque todos los canadieses ya nos habían avisado:¨Los americanos están locos por las armas!¨
En la primera ciudad del camino nos encontramos con una calabaza de 600kg. Un hombre nos cuenta que, la semana que viene vendrá una grúa para levantarla y soltarla desde unos 100m de altura. ¡Encima de un coche! Una pena que no sea mañana, me gustaría verlo, pero no tanto como para quedarnos una semana. Estamos a solo 20km. de Canadá pero se nota la diferencia.
Fotos: Viacheslav Stoianov
Revisado en Español por: Nicky Vargas
y la edición de:
Konstantin Kostovski
10.09.15
Cuando nos levantamos Andre ya se ha marchado, pero nos había dejado latas de atún, plátanos, arroz y barquillos para el camino. Espero que cuando acabe con el trabajo sobre la casa encuentre a una buena mujer y puedan vivir juntos. Al menos, esa es la esperanza que él tiene.
Lo primero es comprobar el billete de lotería, por desgracia nada. Seguimos hacia el Sur, ya estamos llegando a la frontera. Estamos preocupados sobre cómo vamos a pasarla… ¿Nos dejarán estar solo hasta noviembre? Tras muchas explicaciones y 12$ nos dan visado hasta marzo. Como una montaña que cae desde los hombros, tenemos el permiso y la libertad de cruzar Los Estados Unidos como nos apetezca.
Antes de entrar en Minessota, un oficial se nos acerca para avisarnos: dentro de poco va a entrenar disparando en el bosque con sus compañeros, que no nos asustemos. Nos entra la risa, porque todos los canadieses ya nos habían avisado:¨Los americanos están locos por las armas!¨
En la primera ciudad del camino nos encontramos con una calabaza de 600kg. Un hombre nos cuenta que, la semana que viene vendrá una grúa para levantarla y soltarla desde unos 100m de altura. ¡Encima de un coche! Una pena que no sea mañana, me gustaría verlo, pero no tanto como para quedarnos una semana. Estamos a solo 20km. de Canadá pero se nota la diferencia.
11.09.15
Ayer Canada estaba triste por nosotros y el tiempo era malo, pero hoy entramos en Estados Unidos con el sol brillando en el cielo. Hace bastante calor para estar tan al norte. La mayor parte del día la pasamos en internet buscando nuevos contactos y eligiendo la ruta a seguir. La búsqueda me reveló algo interesante: el conocido como ¨El sendero de Mississippi¨ solo para bicicletas. Pues este será el siguiente destino- Bemidji y desde allí, siguiendo Mississippi, hacia Minneapolis.
Desafortunadamente, en esta zona no hay dónde acampar cómodamente, asi que montamos la tienda al lado de un carril poco antes de anochecer. No es el mejor sitio, pero tampoco nos molesta. Para cenar nos preparamos un montón de panecillos.
Ayer Canada estaba triste por nosotros y el tiempo era malo, pero hoy entramos en Estados Unidos con el sol brillando en el cielo. Hace bastante calor para estar tan al norte. La mayor parte del día la pasamos en internet buscando nuevos contactos y eligiendo la ruta a seguir. La búsqueda me reveló algo interesante: el conocido como ¨El sendero de Mississippi¨ solo para bicicletas. Pues este será el siguiente destino- Bemidji y desde allí, siguiendo Mississippi, hacia Minneapolis.
Desafortunadamente, en esta zona no hay dónde acampar cómodamente, asi que montamos la tienda al lado de un carril poco antes de anochecer. No es el mejor sitio, pero tampoco nos molesta. Para cenar nos preparamos un montón de panecillos.
12.09.15
Esta mañana nos sentimos algo decepcionados por el viento en contra. Al salir a la carretera la cosa empeora. Y es que es de locos, estás rezando que se pare aunque sea solo por un momento; que sea solo un segundo, pero que pare. Pero no hay manera. Tampoco hay dónde refugiarse, viene como mínimo en dos direcciones. Para rematar nuestra mala suerte llegamos a un tramo de la carretera en obras y tenemos que coger un desvío hacia una carretera estrecha con base de chinos, lo que dificulta aun más el pedaleo.
El viento es terrible, hasta los pavos se estan quejando, ya los oigo ¨P´alante, p´atrás, al norte, al sur.... ¡estamos hartos!¨ En la siguiente ciudad donde llegamos, empezamos buscar dónde dormir. Un hombre mayor nos cuenta que no hay ningun problema, se puede dormir en el parque. Pero claro que no supone un problema para él, es el mismo tío que ha meado en la esquina, bajo el techo donde están las barbacoas. Decidimos cenar primero y pensarlo después. Mientras comemos se acerca un hombre y nos dice que a los lugareños no les hará gracia que durmamos en el parque, será mejor dormir en su camping, gratuito.
El camping nos gusta mucho, los niños corren y juegan al aire libre, la gente sentada alrededor del fuego disfrutando afuera, no dentro de sus caravanas como en Canada.
Esta mañana nos sentimos algo decepcionados por el viento en contra. Al salir a la carretera la cosa empeora. Y es que es de locos, estás rezando que se pare aunque sea solo por un momento; que sea solo un segundo, pero que pare. Pero no hay manera. Tampoco hay dónde refugiarse, viene como mínimo en dos direcciones. Para rematar nuestra mala suerte llegamos a un tramo de la carretera en obras y tenemos que coger un desvío hacia una carretera estrecha con base de chinos, lo que dificulta aun más el pedaleo.
El viento es terrible, hasta los pavos se estan quejando, ya los oigo ¨P´alante, p´atrás, al norte, al sur.... ¡estamos hartos!¨ En la siguiente ciudad donde llegamos, empezamos buscar dónde dormir. Un hombre mayor nos cuenta que no hay ningun problema, se puede dormir en el parque. Pero claro que no supone un problema para él, es el mismo tío que ha meado en la esquina, bajo el techo donde están las barbacoas. Decidimos cenar primero y pensarlo después. Mientras comemos se acerca un hombre y nos dice que a los lugareños no les hará gracia que durmamos en el parque, será mejor dormir en su camping, gratuito.
El camping nos gusta mucho, los niños corren y juegan al aire libre, la gente sentada alrededor del fuego disfrutando afuera, no dentro de sus caravanas como en Canada.
13.09.15
El viento tampoco nos da descanso hoy, pero al menos no hace frío. Cruzamos varios pueblos por el camino donde la gente nos saluda con sonrisas, les gusta nuestro camino y el proyecto. Por la tarde ya estamos hartos del viento y paramos en el primer pueblo del camino. Montamos el tenderete al lado de la biblioteca donde hay luz e internet, concretamente enfrente del supermercado.
El viento tampoco nos da descanso hoy, pero al menos no hace frío. Cruzamos varios pueblos por el camino donde la gente nos saluda con sonrisas, les gusta nuestro camino y el proyecto. Por la tarde ya estamos hartos del viento y paramos en el primer pueblo del camino. Montamos el tenderete al lado de la biblioteca donde hay luz e internet, concretamente enfrente del supermercado.
14.09.15
Nos levantamos temprano y todavia hace frío al menos quedan 60km. hasta Bemidji, desde donde cogeremos el sendero ciclista de Mississippi. Al llegar a Bemidji el tiempo mejora y nos reconforta el calor del sol. La ciudad es muy bonita, hay un lago, al lado del cual paramos a descansar. Todavía queda mucho tiempo hasta que nuestro anfitrión de esa noche vuelva del trabajo.
Unas horas más tarde nos encontramos con Josef. Él vive un poco alejado de la ciudad. Es un tio guay, lleno de vida a pesar de tener 62 años. E uns exmilitar que tras su carrera militar ha estudiado diversas cosas en la universidad. Es un filosofo licenciado, pero también ha estudiado mucho sobre arte. Construyó su casa solo y ha hecho muchos senderos en su jardín, que resulta ser un como bosque grande.
Nos da la bienvenida diciendo que no le gusta nada cocinar, quiere invitarnos a un restaurante. Por el camino conduce como un loco, de vez en cuando se sale del carril, cruza las piernas mientras conduce y se vuelve hacia atrás para hablar conmigo. Esto da susto, pero me consuela pensar que tiene mucha hambre. Nos lleva a un restaurante mexicano donde la comida es formidable.
Volviendo a su casa nos damos un paseo por los senderos y nos enseña su colección de Toyotas. Al final nos sentamos en la teraza con un bong. Jo nos enseña lo que quedó de su colección de arte hecha por sí mismo, porque lo demás estaba quemado o destruido con las bata de su exmujer. Tiene una gran serie de dibujos sobre como será su nueva casa, la que quiere construir. Dibujos desde diferentes puntos de vista, estaciones y colores. Pasamos una tarde muy divertida.
Nos levantamos temprano y todavia hace frío al menos quedan 60km. hasta Bemidji, desde donde cogeremos el sendero ciclista de Mississippi. Al llegar a Bemidji el tiempo mejora y nos reconforta el calor del sol. La ciudad es muy bonita, hay un lago, al lado del cual paramos a descansar. Todavía queda mucho tiempo hasta que nuestro anfitrión de esa noche vuelva del trabajo.
Unas horas más tarde nos encontramos con Josef. Él vive un poco alejado de la ciudad. Es un tio guay, lleno de vida a pesar de tener 62 años. E uns exmilitar que tras su carrera militar ha estudiado diversas cosas en la universidad. Es un filosofo licenciado, pero también ha estudiado mucho sobre arte. Construyó su casa solo y ha hecho muchos senderos en su jardín, que resulta ser un como bosque grande.
Nos da la bienvenida diciendo que no le gusta nada cocinar, quiere invitarnos a un restaurante. Por el camino conduce como un loco, de vez en cuando se sale del carril, cruza las piernas mientras conduce y se vuelve hacia atrás para hablar conmigo. Esto da susto, pero me consuela pensar que tiene mucha hambre. Nos lleva a un restaurante mexicano donde la comida es formidable.
Volviendo a su casa nos damos un paseo por los senderos y nos enseña su colección de Toyotas. Al final nos sentamos en la teraza con un bong. Jo nos enseña lo que quedó de su colección de arte hecha por sí mismo, porque lo demás estaba quemado o destruido con las bata de su exmujer. Tiene una gran serie de dibujos sobre como será su nueva casa, la que quiere construir. Dibujos desde diferentes puntos de vista, estaciones y colores. Pasamos una tarde muy divertida.
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